Parece que el nacimiento del pequeño buitre atrajo la atención no sólo de los padres sino también de algunos miembros más de su colonia.
Un par de semanas más tarde, cuando estábamos realizando un pequeño video, se fue desplazando dentro del nido hasta dejar su trasero orientado al precipicio y nos “obsequió” con una de sus líquidas deyecciones que dejaron blanquecino el cantil. Una prueba de que los padres le suministraban la hidratación suficiente con la comida que le daban para evitar su deshidratación y así seguir creciendo un poco cada día.
Noticias relacionadas: