Si es verdad que nuestra Ribera del Duero, es una denominación de origen de calidad, basada fundamentalmente en la tierra, el clima extremo y la variedad de uva "tempranillo" o "tinta del país", que permite elaborar grandes vinos, no es menos cierto, que los viticultores se esfuerzan, se sacrifican a diario, para obtener la máxima calidad de la uva.
Se trata de buscar el equilibrio entre la carga y la superficie foliar, con distintas labores que se inician con la poda en verde, eliminación de nietos, deshojado ... y que finaliza con el "aclareo de racimos". Regar el suelo con racimos enverados casi en su totalidad, algo que hace no muchos años se consideraba una labor de locos, algo antinatural, porque "Si la viña lo pone, será porque puede madurarlo".
No cabe duda, que es un sacrificio para el viticultor, pues debe realizar un trabajo para restar producción a sus parcelas. Pero todos estos esfuerzos buscan la calidad de la uva, auténtica piedra angular en la elaboración de vinos de calidad, como los nuestros.
Se trata de buscar el equilibrio entre la carga y la superficie foliar, con distintas labores que se inician con la poda en verde, eliminación de nietos, deshojado ... y que finaliza con el "aclareo de racimos". Regar el suelo con racimos enverados casi en su totalidad, algo que hace no muchos años se consideraba una labor de locos, algo antinatural, porque "Si la viña lo pone, será porque puede madurarlo".
No cabe duda, que es un sacrificio para el viticultor, pues debe realizar un trabajo para restar producción a sus parcelas. Pero todos estos esfuerzos buscan la calidad de la uva, auténtica piedra angular en la elaboración de vinos de calidad, como los nuestros.
Este año, la fecha límite fijada por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero, para realizar el aclareo de racimos, es el 6 de septiembre de 2011.