Liebre (Lepus europaeus) cerca de uno de los chozos de Las Tenadillas en el Páramo de Corcos. Hacía mucho tiempo que no veía una liebre. Salió dede su encame al camino al atardecer y se desperezó dando unos saltos de acróbata que fue imposible inmortalizar. Después se sentó, olisqueó en derredor y volvió a desaparecer tras la frondosa cuneta y los campos llenos de apiñadas espigas.