Según nos comunica la familia, será incinerado y más adelante, cuando retornemos a la normalidad, se oficiará una misa en Fuentemolinos por su eterno descanso.
Santiago era un gran conocedor del campo por su trabajo de pastor, primero con el ganado de algunos propietarios y posteriormente con su propio rebaño. Siempre amenizaba la conversación con las experiencias vividas con el ganado y los animales salvajes y sus querencias en el medio natural que tanto pateó y disfrutó. Uno de sus paseos favoritos era visitar a diario El Picacho, un buen mirador y un entorno entrañable para la conversación.
Enviamos un cariñoso saludo a sus familiares y especialmente a su esposa Tomasa y a sus hijas Toñi y Celia.
Descanse en paz.