Mientras la cigüeña fuentemolinense permanece en su nido vigilante, una colonia de congéneres carea las pequeñas charcas que quedan entre Vadoto y la Hontanilla. Como si de un clásico humedal se tratara o de una dehesa salmantina o extremeña, la última semana se han congregado gran cantidad de cigüeñas (hasta 18 hemos contado juntas) y algunos patos, gracias a la a abundancia de comida que ha dejado el río en su desbordamiento.