Aunque las votaciones en Fuentemolinos han seguido la partitura de toda España, es decir, triunfo del PP y descenso del PSOE, parece que lo han hecho "piano, piano",sin levantar la voz, la diferencia ha sido pequeña. Según algún comentario demasiado simplista, ha sido asi: "...porque aquí (por Fuentemolinos) sois muy rojos ...".
Lejanas y superadas las etapas de colores antagónicos, lo importante es que nuevamente hemos podido votar en libertad, eligiendo lo que cada uno, interiormente ha decidido y seguro, que todos pensando, en lo que podía ser mejor para España y también, por ende, para sí mismo.
Lo de que: "depende del punto de vista", no es casual, tiene que ver con ir a votar o estar detrás de la mesa recibiendo los votos de quienes acuden a la votación. Y no es lo mismo.
Quienes acuden a votar, piensan y deciden si llevan las papeletas preparadas o si las prepararán en la sede de la mesa electoral. Por supuesto, en ese momento, muchos lo tienen claro, porque directamente, aunque no militantes, son fieles seguidores de uno de los partidos. Otros en cambio, no. Y en situaciones tan difíciles como las actuales, piensan, si es mejor castigar al partido gobernante, para dar la oportunidad al de la oposición, ... escorarse hacia la izquierda para no dar el voto a la derecha, ... no votar o votar en blanco o emitir votos nulos para enfatizar el descontento o cabreo general, ... votar en el Congreso a un partido y en el Senado (al que cada vez se le ve más carente de sentido) a personas conocidas, más que a partidos concretos ... Revisan si tienen el carnet en la cartera o por el contrario, se olvidan de él. Con todo preparado, votan, y parece que sienten la necesidad de decir y de hecho así lo expresan: "¡Ya hemos cumplido!" Y como el día es festivo, continuan con la fiesta y con la satisfacción del deber cumplido.
Quienes son miembros de la mesa electoral, lógicamente, en todo lo anterior, es en lo último que piensan. Y lo hacen, justo cuando llega el momento de votar, que es al finalizar la jornada, antes de realizar el escrutinio.
Ya el nombramiento, produce algo de inquietud, aunque el fundamento democrático de la labor que tienen que desarrollar, prima sobre cualquiera otra circunstancia. Tienen que dedicar un buen rato a leer el manual, preparado por la Junta Electoral, para los miembros de las mesas. Y llegado el día, que siendo festivo, se acostumbra a dormir más de lo habitual, suena el despertador antes incluso que un día de trabajo normal, o no suena y llegan justo a tiempo o no llegan.
Este año, parece que habían ahorrado dinero, evitando imprimir papeletas y otra documentación electoral en exceso, pero siempre sobra más del doble de la documentación utilizada. (Prácticamente toda la documentación está por triplicado). Esta es la primera labor del día, tomar tierra, bueno, tomar o seleccionar los papeles necesarios.
Constituida la mesa y redactada el acta correspondiente, hay que dar tregua para que el reloj marque las 9:00 y llegue el primer votante. En esta ocasión, dos votantes madrugadores tuvieron que esperar la apertura de la mesa.
Lo mejor, son los puntuales "avituallamientos", que hacen la jornada más llevadera. La madre, que ejerce de madre de todos y prepara un café caliente con los típicos retorcidos a primera hora de la mañana. (Léase Angelines. Muchas gracias). Alguien que acaba de celebrar el cumpleaños, y como todos los santos, tienen octava, invita a un refresco a la salida de Misa. (Léase Felisa. Felicidades y muchas gracias) ... cafelito ...
Y mientras tanto, los votantes, ... dos, diez, treinta y ocho, sesenta y hasta 84, de los 104 que están inscritos en la lista electoral, ejercen su voto. Unos vienen sólos, otros en pareja, otros en familia, otros quieren votar pero se han olvidado el carnet, ... otros votan y traen el carnet de la esposa, o del marido, o del padre, o de la madre, o ... para votar, pero así no se puede votar ...
Y finalmente, el escrutinio, fácil para el Congreso, y algo más complicado para el Senado, en el que se producen algunas anécdotas con algunas papeletas: Una, de algún votante esperanzado o romántico, que ve el futuro, con alguna nube, pero con sol, flores y corazones dibujados por toda la papeleta, o el que bautiza al PP como "Partido Pacobrar", o el que marca todos los senadores de la papeleta y escribe "Marco todos, para que sea nula, porque ninguno vale para nada". O el lema popularizado por el 15M: "¡Democracia real ya!".
Resaltaremos la buena labor realizada por el Presidente de la mesa, Andrés, que resolvió con sentido común, los pequeños inconvenientes que surgieron durante la jornada. Y también el debut, en Elecciones Generales, como votante, del más joven del censo, Juan. El futuro es vuestro.
Quienes acuden a votar, piensan y deciden si llevan las papeletas preparadas o si las prepararán en la sede de la mesa electoral. Por supuesto, en ese momento, muchos lo tienen claro, porque directamente, aunque no militantes, son fieles seguidores de uno de los partidos. Otros en cambio, no. Y en situaciones tan difíciles como las actuales, piensan, si es mejor castigar al partido gobernante, para dar la oportunidad al de la oposición, ... escorarse hacia la izquierda para no dar el voto a la derecha, ... no votar o votar en blanco o emitir votos nulos para enfatizar el descontento o cabreo general, ... votar en el Congreso a un partido y en el Senado (al que cada vez se le ve más carente de sentido) a personas conocidas, más que a partidos concretos ... Revisan si tienen el carnet en la cartera o por el contrario, se olvidan de él. Con todo preparado, votan, y parece que sienten la necesidad de decir y de hecho así lo expresan: "¡Ya hemos cumplido!" Y como el día es festivo, continuan con la fiesta y con la satisfacción del deber cumplido.
Quienes son miembros de la mesa electoral, lógicamente, en todo lo anterior, es en lo último que piensan. Y lo hacen, justo cuando llega el momento de votar, que es al finalizar la jornada, antes de realizar el escrutinio.
Ya el nombramiento, produce algo de inquietud, aunque el fundamento democrático de la labor que tienen que desarrollar, prima sobre cualquiera otra circunstancia. Tienen que dedicar un buen rato a leer el manual, preparado por la Junta Electoral, para los miembros de las mesas. Y llegado el día, que siendo festivo, se acostumbra a dormir más de lo habitual, suena el despertador antes incluso que un día de trabajo normal, o no suena y llegan justo a tiempo o no llegan.
Este año, parece que habían ahorrado dinero, evitando imprimir papeletas y otra documentación electoral en exceso, pero siempre sobra más del doble de la documentación utilizada. (Prácticamente toda la documentación está por triplicado). Esta es la primera labor del día, tomar tierra, bueno, tomar o seleccionar los papeles necesarios.
Constituida la mesa y redactada el acta correspondiente, hay que dar tregua para que el reloj marque las 9:00 y llegue el primer votante. En esta ocasión, dos votantes madrugadores tuvieron que esperar la apertura de la mesa.
Lo mejor, son los puntuales "avituallamientos", que hacen la jornada más llevadera. La madre, que ejerce de madre de todos y prepara un café caliente con los típicos retorcidos a primera hora de la mañana. (Léase Angelines. Muchas gracias). Alguien que acaba de celebrar el cumpleaños, y como todos los santos, tienen octava, invita a un refresco a la salida de Misa. (Léase Felisa. Felicidades y muchas gracias) ... cafelito ...
Y mientras tanto, los votantes, ... dos, diez, treinta y ocho, sesenta y hasta 84, de los 104 que están inscritos en la lista electoral, ejercen su voto. Unos vienen sólos, otros en pareja, otros en familia, otros quieren votar pero se han olvidado el carnet, ... otros votan y traen el carnet de la esposa, o del marido, o del padre, o de la madre, o ... para votar, pero así no se puede votar ...
Y finalmente, el escrutinio, fácil para el Congreso, y algo más complicado para el Senado, en el que se producen algunas anécdotas con algunas papeletas: Una, de algún votante esperanzado o romántico, que ve el futuro, con alguna nube, pero con sol, flores y corazones dibujados por toda la papeleta, o el que bautiza al PP como "Partido Pacobrar", o el que marca todos los senadores de la papeleta y escribe "Marco todos, para que sea nula, porque ninguno vale para nada". O el lema popularizado por el 15M: "¡Democracia real ya!".
Resaltaremos la buena labor realizada por el Presidente de la mesa, Andrés, que resolvió con sentido común, los pequeños inconvenientes que surgieron durante la jornada. Y también el debut, en Elecciones Generales, como votante, del más joven del censo, Juan. El futuro es vuestro.