Corzo. Agachado junto a un majano al otro lado de la Torre de Corcos, con el ojo en el visor de la cámara, a la espera del mejor encuadre para hacer la foto, este bravo corzo se fue acercando marcando el paso y ladrando, como si a retarme fuera. Un leve cambio de aire disipó su error y poniendo pies en polvorosa se fue corriendo y saltando para tomar la distancia de seguridad adecuada