Esta mañana, mientras recorría las laderas de Fuentemolinos tratando de fotografiar Haza envuelta en la niebla,
Destino Ribera viaja por la riqueza histórica, patrimonial y natural de Villa y Tierras de Haza
Una de las poblaciones más singulares y pintorescas muestra a través de la SER un lugar único para conocer la cultura del medio rural y del enoturismo
Haza ofrece una estampa única e inolvidable al visitante
Haza
En lo alto de una colina en la Comarca de la Ribera del Duero, entre viñedos y paisajes ondulados, se encuentra Haza, un pequeño pueblo que parece haberse detenido en el tiempo. Con apenas veinticinco personas censadas y no más de 10 que habitan diariamente en esta población, Haza es un rincón que guarda entre sus calles empedradas, murallas medievales y torreones, la memoria de siglos de historia y tradiciones profundamente arraigadas.
Declarado Conjunto Histórico-Artístico, este enclave castellano es un testimonio vivo de la época medieval, cuando su estratégica ubicación lo convirtió en un bastión defensivo clave. Pero más allá de su pasado bélico, Haza fascina por su riqueza cultural, su relación con la Ribera del Duero —cuna de algunos de los mejores vinos de España— y la hospitalidad de sus gentes, que invitan a descubrir un pueblo cargado de siglos de historia.
Destino Ribera, un espacio de la SER impulsado por la Diputación de Burgos y Grupo Gerardo de la Calle, se ha detenido con el Ayuntamiento de Haza en un pueblo que tiene mucho que ofrecer como destino turístico de referencia en la Ribera del Duero. A través de varios testimonios, nos adentramos en los encantos de Haza: su historia, su gastronomía, sus paisajes y, sobre todo, la magia que convierte a este pequeño pueblo en un destino especial para quienes buscan autenticidad y belleza en el corazón de Castilla y León.
Antonio Muñoz cumple su segundo mandato como alcalde de Haza. No niega que “pensé que gestionar un pueblo tan pequeño implicaba menos tiempo y era menos difícil, y es todo lo contrario. Al ser una localidad declarada Conjunto Histórico-Artístico todo lo que se hace implica muchas gestiones porque hay que pasar por Patrimonio para todo y estar consultando con los arqueólogos”.
Haza, un pueblo de tradición ganadera
Siglos de Historia en manos de los arqueólogos
Haza es un lugar que surge a mediados del siglo V con la desarticulación del Imperio Romano. La etapa de mayor influencia de Haza y ejerce un poder importante en este territorio según el arqueólogo Ángel Palomino “fue sobre todo el siglo XI su época más notable. Fue un lugar militar muy importante de la expansión castellana hacia el sur. A partir del siglo XI ese centro de operaciones se va desplazando y la realidad de este territorio también se va transformando”.
El alcalde de Haza con representantes de la asociación Villa y Tierras de Haza y el equipo de arqueólogos
Sobre el número de habitantes que pudo estar bajo la influencia de la Villa y Tierras de Haza no hay documentos fiables aunque la tradición oral refleja que pudo llegar a los 15.000 habitantes: “No es muy probable que Haza llegase a tener esa cifra. El núcleo poblacional que pudo alcanzar estaría en una estimación alrededor de las 8.000 personas. Entendiendo que cuando Haza ejerce como esa referencia de esta Comarca, hay muchas aldeas que están bajo su influencia y en concreto en Haza unas 2.000. Hay que diferenciar dos zonas. Por una parte el cerro, donde se encuentra el pueblo actual y que constaba de la fortaleza, el castillo, la muralla que rodea todo esto y por otro lado la Comunidad de aldeas de Haza que estaba en las tierras del valle, fuera del recinto militarizado. La mayor población estaba en esta zona baja”, destaca Palomino.
La Casa de Haza, alojamiento y restauración de alta calidad
En Haza hay mucha historia, patrimonio, y para ser un pueblo en el que solo viven 10 personas, que tenga servicio de alojamiento rural y restauración “es el milagro de Haza” en opinión del alcalde Antonio Muñoz.
La Casa de Haza conquista a toda persona que la visita. Por sus instalaciones, su gastronomía y por la amabilidad de Verónica Velázquez, la persona que empezó hace algo más de un año a desarrollar un proyecto de empresa y un proyecto de vida. Procedente de la localidad de Langa de Duero, no tardó en quedar contagiada por el encanto de Haza: “Yo trabajaba ya en la hostelería, surgió esta oportunidad y me encantó. Yo no conocía Haza hasta entonces. Y cuando lo vi, sentí que me transportaba a la Edad Media. Es mágico este pueblo”.
Verónica Velázquez, de La Casa de Haza
No le echó para atrás desarrollar una actividad hostelera en un pueblo de diez habitantes: “la gente me animó mucho y comprobé que muchas personas de los pueblos de los alrededores de Haza subían a comer, almorzar…y desde luego que está mereciendo la pena. Las personas que prueban nuestra gastronomía y nuestro servicio, repiten. Tenemos restaurante para comidas y cenas, solo cerramos por descanso el lunes y además cuatro habitaciones para alojarse”.
En La Casa de Haza encuentras ese lugar rural entrañable “con su chimenea en el comedor, con una gastronomía en base de parrillas, lechazo, guisos y una carta diaria muy extensa para poder elegir. Sorprende la variedad de comidas que ofrecemos y hemos hecho de este lugar algo especial”, dice Verónica que no solo trabaja sino que vive en Haza “en un ambiente tranquilo. Estoy encantada”.
La niñez y juventud en Haza
El viaje Destino Ribera en Haza nos ha permitido profundizar en la memoria de Maxi Martínez, un hombre a punto de cumplir los 80 años, que actualmente vive en el País Vasco pero nacido y criado en Haza. Escucharle a través de su añoranza del pueblo, de sus vivencias, despierta emociones increíbles de la vida, con su dureza incluida, en un pueblo tan pequeño: “Era una vida dura porque Haza está situado en una colina. Había que bajar a buscar los elementos más esenciales, como el agua. Especialmente para las mujeres que bajaban incluso para tener que lavar la ropa”
De su experiencia como niño recuerda “una escuela nacional a la que íbamos niños y niñas hasta los 14 años y todos mezclados. Después había que ir al campo, porque con 12 años ya nuestros padres nos mandaban a realizar algunas tareas. Al principio todo más duro y después ya cuando llegó el agua al pueblo, la maquinaria agrícola, todo era más fácil”, dice Maxi.8
