2 de abril de 2024

Si lees este texto, escrito por Santiago Izquierdo, te transportarás al momento del Descendimiento de Jesús muerto en la Cruz, en un escenario único: Sotillo de la Ribera y con unos protagonistas enormes: los Sotillanos, recordando esta emocionante historia de profunda religiosidad cristiana

 

DESCENDIMIENTO (2024)

 

Las cosas que pueden hacer quince personas, bueno, contándole a Él, dieciséis, en un tablado de dieciséis metros cuadrados son increíbles. Fíjate cómo será, que hasta pueden mover de sitio la historia, el espacio y el tiempo. Qué me dices!!

 

Pues una cosa así sucedió, querido amigo, en la tarde lluviosa del Viernes Santo dónde brotaron palabras talladas en las láminas del silencio con una pulcritud y precisión insuperables que marcaban el ritmo de las aproximaciones.

 

Pues no era sólo la imagen del crucificado la que nos mantenía expectantes, sino que eran las palabras las que nos tenían en pie, que nos interpelaban, que nos requerían para un acercamiento al misterio de la cruz.

 

Estaba el Cristo sin estar, pues vamos su imagen a través de una gasa roja, del color del fuego y de la sangre. Y sabíamos que Él estaba presente porque sentíamos su respiración pausada y silenciosa, y porque, en un momento solemne, escuchamos su voz.

Veíamos el paisaje grandioso de nuestro pueblo en el que se ponía el sol de una tarde triste de marzo.

Y entonces, en una explosión de audacia, fue cuando lo vimos descubierto y desnudo en su inmensa belleza y soledad y nos quedamos sin palabras, sólo con una canción centenaria, mientras los actores ocupaban sus puestos en tablado nuevo recién estrenado.

 

Fuimos viendo pasar por la pasarela de la imaginación a muchos de los personajes que trataron directamente con el Maestro: su Madre, Juan, Verónica, las tres Marías, el Cirineo, Lázaro, Judá (su amigo de la infancia), y anónimos receptores de sus milagros.

 

Hasta que llegó José con el permiso del gobernador para retirar el cuerpo de la cruz. Era el momento esperado y no se podía poner freno a los corazones desbocados. Íbamos a bajar a Dios de la Cruz en nuestro pueblo. Íbamos a convertir a nuestro diminuto pueblo, por unos instantes, en un nuevo Jerusalén. Que fuerte!!!

 

Recitaste de diez un poema inmortal que rubricaba la melodía de una trompeta sabia con lamentos profundos y sentidos que nos hacían volar, mientras los desclavadores subían por las escaleras de la Historia.

 

Entonces acariciamos sus brazos clavados y besamos el aire de las bóvedas mientras ella nos guiaba desde abajo.

   -Quitadle el letrero INRI.

   -Quitadle la corona de espinas.

   -Desclavadle la mano derecha.

   -Desclavadle la mano izquierda.

   -Desclavadle los pies.

 

Y lo hacían. Y Verónica iba presentando a la madre Dolorosa cada uno de los objetos pasionísticos.

   -Bajadlo con cuidado. Aunque muerto, no le hagáis sufrir más.

   -Mostrádselo a su Madre.

   -Mostradlo al pueblo...

Y hacías una brevísima descripción de cada uno de los puntos que nosotros escuchábamos embobados.

 

Juan, el apóstol amado, se acercó hasta la Dolorosa y sacando las palabras de muy adentro, fue aportando su testimonio. Primero se dirigió a María y le recordó y agradeció su difícil papel de ser la madre de Dios. Luego le habló de su Hijo, de lo que había visto en tres años a su lado. Fue poniendo blanco sobre blanco su vida y enseñanzas, sus anhelos, su mensaje, su humanidad, su misterio, su amor inconmensurable hacia los hombres. No se oía una mosca, palabra. Juan estuvo grandioso.

 

Cuando finalizó su emocionado discurso fuimos guardando al Cristo en lo adentros del alma para que descansara en paz. Pero por poco tiempo, pues la Pascua llegaba pronto y el aleluya iba a retumbar hasta en los cimientos del mundo.

 

Fotos, Juan Lázaro (también de la foto del telón de fondo*)

NOTA (*): Hay fotos y fotos. Hay fotos buenas y muy buenas. Y luego están las fotos redondas, las que alcanzan la inmortalidad. La foto de Sotillo al atardecer hecha por Juan Lázaro es, sin duda, una de ellas. Yo sólo le dije que me hiciera una puesta de sol de Sotillo que sirviera para bajar de la Cruz al Cristo el día de Viernes Santo. Y Juan, lo hizo. Estudio a fondo el pueblo, las caídas del aire, el color de los pinos, todo. Y la hizo. Muchas gracias, amigo!!!

Texto Santiago Izquierdo. Derechos reservados.