30 de septiembre de 2021
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11 de septiembre de 2021
10 de septiembre de 2021
"Dientes de dragón" en la travesía de la N-122 en Nava de Roa
Qué son los “dientes de dragón” de esta carretera de Burgos
La Dirección General de Carreteras ensaya en un tramo de vía convencional dos nuevas señales horizontales que inducen a reducir la velocidad.
Así como hicieron la DGT y la Junta y Castilla y León en 2016 –pintando líneas verdes en algunas carreteras convencionales–, ahora el Ministerio de Transportes ha marcado el asfalto con dientes de dragón y líneas quebradas para que los conductores reduzcan la velocidad. Efectos ópticos transformados en señales de tráfico.
El trampantojo experimental se ha pintado en la travesía de la N-122 Nava de Roa (Burgos) como parte de un proyecto de la Dirección General de Carreteras, que está elaborando una nueva normativa sobre marcas viales. El ensayo pondrá a prueba los dos sistemas de señalización antes de incorporarlos a la norma.
El lienzo se extiende entre los kilómetros 293,652 y 294,356 de la vía, y las obras abstractas son dos. Por un lado, al principio de la travesía, los conductores verán lo que el ministerio denomina “dientes de dragón”: unos picos como de sierra que encierran al conductor en su carril, estrechan simbólicamente la calzada y lo invitan (esa es la intención) a levantar el pie del acelerador casi al momento.
Un poco más allá (o más acá, depende de dónde se venga), un nuevo paso de cebra queda precedido de “líneas de borde quebradas”, esto es, pequeñas rayas blancas que zigzaguean junto al arcén con el mismo propósito, relata Transportes: “Concienciar al conductor de que se aproxima a una sección particular por lo que deberá reducir la velocidad”.
Como la interpretación de las marcas y la respuesta de los conductores son por el momento impredecibles, el siguiente paso será analizar la eficacia de estas señales de tráfico antes de extender su uso al resto de la red viaria.lienzo se extiende entre los kilómetros 293,652 y 294,356 de la vía, y las obras abstractas son dos. Por un lado, al principio de la travesía, los conductores verán lo que el ministerio denomina “dientes de dragón”: unos picos como de sierra que encierran al conductor en su carril, estrechan simbólicamente la calzada y lo invitan (esa es la intención) a levantar el pie del acelerador casi al momento. Un poco más allá (o más acá, depende de dónde se venga), un nuevo paso de cebra queda precedido de “líneas de borde quebradas”, esto es, pequeñas rayas blancas que zigzaguean junto al arcén con el mismo propósito, relata Transportes: “Concienciar al conductor de que se aproxima a una sección particular por lo que deberá reducir la velocidad”.
9 de septiembre de 2021
8 de septiembre de 2021
7 de septiembre de 2021
Los vecinos de Guzmán, Fuentecén y La Sequera de Haza se vuelcan con los investigadores para proteger su patrimonio
Que todos participen para proteger el patrimonio ribereño
Los vecinos de Guzmán, Fuentecén y La Sequera de Haza se vuelcan con los investigadores para proteger su patrimonio

Así lo marcan tanto el Ministerio de Cultura, que financia este proyecto, como la Unesco: la salvaguarda del patrimonio inmaterial tiene que ser participativa y social y se ha de trabajar con las personas que tienen el legado inmaterial. Dicho y hecho. El sábado en Fuentecén, cerca de 30 personas acudieron a los talleres participativos que se celebraron en el centro cultural.
Se habló de bodegas, uno de los elementos más arraigados y que han marcado el paisaje y la vida en la Ribera del Duero, desde las fiestas, hasta el trabajo comunitario, los refranes o las canciones. «Al final los que van a legar el patrimonio a las generaciones futuras son las propias gentes de los municipios», subrayó AlbertoPolo, uno de los investigadores.
Patrimonio que está en cambio constante. De hecho, según Paco Reyes, coordinador del proyecto, la industrialización del mundo del vino ha provocado que se pierdan muchos usos. Indicó que la creación de las cooperativas «marcó el desapego a las bodegas y lagares tradicionales» y que si todas esas costumbres ancestrales no se recogen convenientemente, «puede desaparecer todo un mundo de conocimiento y saberes». Algo que la sociedad no puede permitirse. De ahí su apuesta por registrarlos para que «sirvan como acervo cultural» a las próximas generaciones.
Ahora, el próximo paso será sistematizar la información que han recogido en los pueblos, crear publicaciones científicas y elementos de divulgación que los municipios empleen a nivel turístico.