La sequía que hemos sufrido durante el último año, parecía no tener fin. Sin embargo, los Reyes Magos, nos hicieron el mejor de los regalos: Agua y nieve, como hacía tiempo que no veíamos.
En busca de la nieve, realizamos una pequeña ruta por algunos pueblos de La Ribera, en la mañana del domingo 7, iniciándola a primera hora en Aranda de Duero. Después de una tarde y una noche de lluvia y nieve intermitente y en ocasiones abundante, sólo podemos mostraros este velo imperceptible, ya que la nieve no terminó de cuajar en cantidad suficiente, para tejer su manto blanco.
En el Duero, se miran los árboles desnudos. La escasa nieve blanquea la hierba y los tejados. Y se alzan las torres de San Juan y Santa María, al fondo.