Patrimonio / Vitivinicultura
Moradillo inicia un ambicioso plan para rehabilitar sus bodegas
Samanta Rioseras / Aranda - jueves, 31 de marzo de 2016
El Ayuntamiento prevé dedicar una partida anual de su presupuesto para la limpieza de la zona. S.R.
Ha creado una comisión para conservar el conjunto etnográfico de El Cotarro y aprobará una ordenanza que ya ha sido presentada a los vecinos y cuenta con el visto bueno de estos
Conocido como El Cotarro, el conjunto etnográfico de lagares y bodegas de Moradillo de Roa lleva años amenazando con desaparecer al dejar de ser utilizados para elaborar y conservar el vino. Abandono que ha propiciado algunos derrumbes acentuados por la filtración del agua de lluvia. Consciente de la problemática, la corporación municipal ha iniciado un ambiciosa campaña de concienciación, mantenimiento y recuperación para poner en valor su patrimonio y, a la larga, explotarlo como atractivo turístico.
El primer paso ha sido la creación de una comisión, abierta a todos los interesados en colaborar -incluso los foráneos- y una ardua tarea de información casa a casa con la edición y reparto de folletos. Labor previa que finalizó el pasado domingo con la exposición de la ordenanza reguladora que han creado. «Será aprobada en el pleno de abril, pero antes queríamos presentársela al pueblo», comenta Nacho Rincón, el concejal responsable. Aunque, reconoce, la normativa es «estricta», los vecinos han dado su visto bueno.
El punto más conflictivo del texto se centra en torno a la posesión. «El Cotarro se asienta en una parcela de propiedad municipal de 18.000 metros cuadrados», explica. «Desde 2011 tiene la calificación de suelo rústico en asentamiento tradicional, según la normativa de Castilla y León». Una categoría que permitió paralizar la construcción de merenderos sobre las bodegas autorizados por el Ayuntamiento. Aunque la tendencia desvirtuó las construcciones originales, Rincón sostiene que también «mitigó el abandono». De hecho, «las que no tienen merendero son las que peor están».
Serán estas últimas las que se vean afectadas por la ordenanza, pues se exigirá su rehabilitación para poder seguir ostentando la posesión adquirida por la cesión en precario. «Significa que el Ayuntamiento conceden el uso para disfrutarlas, pero se verá condicionado a su reparación. Si las tienen abandonadas, el derecho de uso se extingue y vuelve a ser del Consistorio», anuncia.
Para incentivar su rehabilitación, se eliminarán las tasas municipales de obras. Un esfuerzo que se sumará a la creación de una partida anual para limpiar y adecentar el entorno de El Cotarro. «También para solucionar el problema de las filtraciones, aunque antes es necesario realizar un estudio que nos diga donde actuar».
Se trató de paliar aplicando hormigón impreso a una pequeña parte del camino, sin éxito. Motivo por el que prevén contratar los servicios de Cartodesia con el objetivo de conocer los puntos problemáticos. De momento, la empresa les ha presentado un presupuesto por 950 euros sin IVA para realizar una planimetría y cartografía del conjunto. «Se prevé aprobar en el próximo pleno y nos permitirá ordenar las aproximadamente 150 bodegas que existen poniendo nombres a las calles y sendas», destaca. Además, este material será el punto de partida para iniciar un registro municipal. «Con el plano podremos obtener fotos de cada bodega en las que cada propietario se inscribirá y valorará su estado de conservación. Así tenemos a todos los dueños localizados».
Una vez completado el registro y las rehabilitaciones -un proceso que puede llevar varios años-, el objetivo consiste en explotar El Cotarro como atractivo turístico. «Queremos que además de un proyecto arquitectónico también sea cultural. Lo ideal sería aprovechar algún espacio municipal para crear un aula de interpretación», adelanta. «Pero queremos ir poco a poco, hacer las cosas bien y con nuestros propios medios».
El primer paso ha sido la creación de una comisión, abierta a todos los interesados en colaborar -incluso los foráneos- y una ardua tarea de información casa a casa con la edición y reparto de folletos. Labor previa que finalizó el pasado domingo con la exposición de la ordenanza reguladora que han creado. «Será aprobada en el pleno de abril, pero antes queríamos presentársela al pueblo», comenta Nacho Rincón, el concejal responsable. Aunque, reconoce, la normativa es «estricta», los vecinos han dado su visto bueno.
El punto más conflictivo del texto se centra en torno a la posesión. «El Cotarro se asienta en una parcela de propiedad municipal de 18.000 metros cuadrados», explica. «Desde 2011 tiene la calificación de suelo rústico en asentamiento tradicional, según la normativa de Castilla y León». Una categoría que permitió paralizar la construcción de merenderos sobre las bodegas autorizados por el Ayuntamiento. Aunque la tendencia desvirtuó las construcciones originales, Rincón sostiene que también «mitigó el abandono». De hecho, «las que no tienen merendero son las que peor están».
Serán estas últimas las que se vean afectadas por la ordenanza, pues se exigirá su rehabilitación para poder seguir ostentando la posesión adquirida por la cesión en precario. «Significa que el Ayuntamiento conceden el uso para disfrutarlas, pero se verá condicionado a su reparación. Si las tienen abandonadas, el derecho de uso se extingue y vuelve a ser del Consistorio», anuncia.
Para incentivar su rehabilitación, se eliminarán las tasas municipales de obras. Un esfuerzo que se sumará a la creación de una partida anual para limpiar y adecentar el entorno de El Cotarro. «También para solucionar el problema de las filtraciones, aunque antes es necesario realizar un estudio que nos diga donde actuar».
Se trató de paliar aplicando hormigón impreso a una pequeña parte del camino, sin éxito. Motivo por el que prevén contratar los servicios de Cartodesia con el objetivo de conocer los puntos problemáticos. De momento, la empresa les ha presentado un presupuesto por 950 euros sin IVA para realizar una planimetría y cartografía del conjunto. «Se prevé aprobar en el próximo pleno y nos permitirá ordenar las aproximadamente 150 bodegas que existen poniendo nombres a las calles y sendas», destaca. Además, este material será el punto de partida para iniciar un registro municipal. «Con el plano podremos obtener fotos de cada bodega en las que cada propietario se inscribirá y valorará su estado de conservación. Así tenemos a todos los dueños localizados».
Una vez completado el registro y las rehabilitaciones -un proceso que puede llevar varios años-, el objetivo consiste en explotar El Cotarro como atractivo turístico. «Queremos que además de un proyecto arquitectónico también sea cultural. Lo ideal sería aprovechar algún espacio municipal para crear un aula de interpretación», adelanta. «Pero queremos ir poco a poco, hacer las cosas bien y con nuestros propios medios».