Haza / Patrimonio
La explanación de una finca afecta a una posible necrópolis visigoda
J.C.O. / Haza - sábado, 24 de enero de 2015
La forense inspecciona los restos óseos junto a Luis de Diego, titular de la parcela donde se realizó el desmonte. DB
Los trabajos de explanación de cotarros y barrancos en una de las nuevas fincas resultantes del proceso de concentración parcelaria en el término municipal de Haza, entregadas a sus propietarios el pasado día 1 de enero, ha afectado de manera importante a lo que podría ser un antiguo enterramiento que podría tener más de 1.500 años de antigüedad.
Una necrópolis que, según fuentes solventes especializadas en la materia consultadas por DB, podría ser de época visigoda (siglos V a VIII) o altomedieval y que habría sido arrasada en parte con las obras de allanado, que hicieron aflorar algunos restos óseos.
Una grave negligencia que apunta a una falta de coordinación entre los departamentos de Agricultura y Patrimonio de la Junta de Castilla y León ya que el yacimiento, según las mismas fuentes, está incluido en el inventario arqueológico desde hace ya muchos años, si bien aunque está catalogado como de época visigoda aún no se ha podido fechar con mayor exactitud puesto que no ha sido excavado. Un extremo que se debería haber tenido en cuenta en el proceso de concentración parcelaria contemplando las correspondientes medidas de protección del patrimonio arqueológico, etnográfico y cultural.
Para estas mismas fuentes, este tipo de atentados, son fruto de que los trabajos de nivelación de parcelas que se están acometiendo, se están llevando a cabo «sin ningún tipo de control ni medioambiental ni arqueológico».
El complejo arqueológico se encuentra prácticamente a los pies del cortado sobre el que se alza el caserío de Haza, en la parte donde llaman El Pico, entre la ermita de Santa Ana -templo relativamente moderno- y otra antigua ermita que se conoce en el pueblo como El Palomar, junto a la caseta donde están instalados los motores del agua.
El propietario de la parcela, Luis de Diego, que asegura que no tenía «ni idea» de que en esa zona hasta ahora sin roturar hubiera «un cementerio», relata que el bulldozer contratado para llevar los trabajos realizó la explanación el pasado miércoles por la tarde, sin que el operario le comunicara que hubiera aparecido algún tipo de vestigio. Fue al día siguiente, cuando acudió a visitar la parcela para comprobar cómo había quedado cuando se percató.
«Nada más llegar dije: Aquí parece que se ven cosas como raras, porque normalmente sale la tierra junta y cuando ya vi unos huesecitos, piqué un poco con azadilla y salió una pared de tierra toda bien picadita -al estilo de los silos circulares excavados en el suelo- y le llamé inmediatamente al alcalde», explica el titular de la finca.
En cualquier caso quita hierro a los posibles daños ocasionados ya que indica que tras una inspección realizada por la guardia civil y el regidor, Segundo Beneítez, «aseguran que los posibles esqueletos están debajo de losas».
Precisamente la policía judicial y la forense de Burgos se desplazaron ayer por la mañana hasta el lugar para analizar los restos, al menos en parte al menos pertenecientes al parecer a animales, pero tras comprobar que tienen más de 20 años de antigüedad -periodo en el que prescriben los delitos- se desentendieron del caso.
«Intuía que había algo»
El primer edil se sacude también cualquier responsabilidad asegurando que no es de su competencia. Reconoce que si bien con anterioridad ya «intuía que ahí había algo», desconocía que «las tumbas que han descubierto» figuraran en el inventario arqueológico. «Yo no soy quien para decirle al otro que no toque su tierra. Tiene que ser un señor que tenga un inventario hecho, que allí puede haber una cosas arqueológica y que cuando vaya a menear eso tendrá que dar cuenta a la autoridad competente», esgrime.
En cualquier caso informa de que, además de a la Benemérita, también se dio aviso del hallazgo al Servicio Territorial de Patrimonio desde donde ayer todavía no se había cursado una visita para determinar si realmente se trata del citado yacimiento visigodo, el alcance de los presuntos daños y las medidas a adoptar para preservar los restos que queden.
«Patrimonio ya lo sabe, entonces que vengan, lo estudie quien lo tenga que estudiar y que den el resultado que crean conveniente», apunta Beneítez.
La forense inspecciona los restos óseos junto a Luis de Diego, titular de la parcela donde se realizó el desmonte. DB
Los trabajos de explanación de cotarros y barrancos en una de las nuevas fincas resultantes del proceso de concentración parcelaria en el término municipal de Haza, entregadas a sus propietarios el pasado día 1 de enero, ha afectado de manera importante a lo que podría ser un antiguo enterramiento que podría tener más de 1.500 años de antigüedad.
Una necrópolis que, según fuentes solventes especializadas en la materia consultadas por DB, podría ser de época visigoda (siglos V a VIII) o altomedieval y que habría sido arrasada en parte con las obras de allanado, que hicieron aflorar algunos restos óseos.
Una grave negligencia que apunta a una falta de coordinación entre los departamentos de Agricultura y Patrimonio de la Junta de Castilla y León ya que el yacimiento, según las mismas fuentes, está incluido en el inventario arqueológico desde hace ya muchos años, si bien aunque está catalogado como de época visigoda aún no se ha podido fechar con mayor exactitud puesto que no ha sido excavado. Un extremo que se debería haber tenido en cuenta en el proceso de concentración parcelaria contemplando las correspondientes medidas de protección del patrimonio arqueológico, etnográfico y cultural.
Para estas mismas fuentes, este tipo de atentados, son fruto de que los trabajos de nivelación de parcelas que se están acometiendo, se están llevando a cabo «sin ningún tipo de control ni medioambiental ni arqueológico».
El complejo arqueológico se encuentra prácticamente a los pies del cortado sobre el que se alza el caserío de Haza, en la parte donde llaman El Pico, entre la ermita de Santa Ana -templo relativamente moderno- y otra antigua ermita que se conoce en el pueblo como El Palomar, junto a la caseta donde están instalados los motores del agua.
El propietario de la parcela, Luis de Diego, que asegura que no tenía «ni idea» de que en esa zona hasta ahora sin roturar hubiera «un cementerio», relata que el bulldozer contratado para llevar los trabajos realizó la explanación el pasado miércoles por la tarde, sin que el operario le comunicara que hubiera aparecido algún tipo de vestigio. Fue al día siguiente, cuando acudió a visitar la parcela para comprobar cómo había quedado cuando se percató.
«Nada más llegar dije: Aquí parece que se ven cosas como raras, porque normalmente sale la tierra junta y cuando ya vi unos huesecitos, piqué un poco con azadilla y salió una pared de tierra toda bien picadita -al estilo de los silos circulares excavados en el suelo- y le llamé inmediatamente al alcalde», explica el titular de la finca.
En cualquier caso quita hierro a los posibles daños ocasionados ya que indica que tras una inspección realizada por la guardia civil y el regidor, Segundo Beneítez, «aseguran que los posibles esqueletos están debajo de losas».
Precisamente la policía judicial y la forense de Burgos se desplazaron ayer por la mañana hasta el lugar para analizar los restos, al menos en parte al menos pertenecientes al parecer a animales, pero tras comprobar que tienen más de 20 años de antigüedad -periodo en el que prescriben los delitos- se desentendieron del caso.
«Intuía que había algo»
El primer edil se sacude también cualquier responsabilidad asegurando que no es de su competencia. Reconoce que si bien con anterioridad ya «intuía que ahí había algo», desconocía que «las tumbas que han descubierto» figuraran en el inventario arqueológico. «Yo no soy quien para decirle al otro que no toque su tierra. Tiene que ser un señor que tenga un inventario hecho, que allí puede haber una cosas arqueológica y que cuando vaya a menear eso tendrá que dar cuenta a la autoridad competente», esgrime.
En cualquier caso informa de que, además de a la Benemérita, también se dio aviso del hallazgo al Servicio Territorial de Patrimonio desde donde ayer todavía no se había cursado una visita para determinar si realmente se trata del citado yacimiento visigodo, el alcance de los presuntos daños y las medidas a adoptar para preservar los restos que queden.
«Patrimonio ya lo sabe, entonces que vengan, lo estudie quien lo tenga que estudiar y que den el resultado que crean conveniente», apunta Beneítez.