Este año también vinieron las cigüeñas, incluso se disputaron la propiedad del nido con otra pareja intrusa, sin embargo, cuando ya parecía que habían empezado a incubar desaparecieron, ..., al menos una de ellas. Después, una sóla ha acudido al nido en contadas ocasiones o la hemos visto posada en los brazos del Cristo de la Iglesia de Fuentecén. Posiblemente, algún percance inesperado la ha apartado de su pareja, a la que como es habitual en esta especie, había jurado amor eterno. Esperamos que el año próximo una nueva pareja vuelva a posarse en lo alto de la Iglesia, vuelva su sonoro crotoreo y los ejercicios pre-vuelo de sus cigoñinos ...