Estamos a primeros de mayo e iniciamos desde el Camino de Celedonio, a la altura del Nogal más conocido del Páramo de Corcos, el recorrido del Chorro de Corcos por su margen más suroriental hasta llegar a la Torre de Corcos que se divisa a lo lejos.
El nogal y los corrales que se utilizaron para cerrar las ovejas antaño son los primeros hitos al inicio del chorro. Los últimos sembrados y los pinos reforestados hace varias décadas abren el valle estrecho y profundo, con laderas laterales de gran desnivel.
Una solitaria y centenaria encina al borde de la ladera y los romeros y almendros de la falda del valle,
que darán las flores que liban las abejas proporcionando una excelente miel, que Emiliano elaborará con esmero.
Más adelante ya se ven dos hoces del valle donde crecen algunos chopos regados por la fuente que mana a los pies de la torre en el fondo del valle.
Ya estamos frente a La Torre.