28 de diciembre de 2011

El huerto del Cura y el lagar del Capellán


Desde que murió D. Angel (R.I.P.), y abreviamos "descanse en paz", en latín, porque así es como le conocimos, diciendo misa de espaldas y en latín, ningún cura ha vivido en Fuentemolinos. Pero, tratándose de curas, lógicamente, "con el clero hemos topado", y si todos tenemos a buen recaudo la documentación que nos acredita como propietarios de nuestros bienes, también  lo hace la Iglesia, que no sólo mantiene los archivos parroquiales, sino que también tiene documentado en el Arzobispado todo lo que tiene que ver con los bienes enclavados en cada localidad de su diócesis.

Pero, en este caso, no ha sido el Arzobispado, sino D. Carlos, que está "a la que salta", y enterado del proyecto de la Asociación Cultural La Canaleja de Fuentemolinos, en el programa Tú Eliges, Tú Decides de Caja de Burgos, sobre la recuperación del Lagar del Capellán, sintió que eso tenía que ver con él, pues para eso es el cura y capellán de Fuentemolinos.  Esa fue la mecha, que ha encendido la búsqueda de D. Carlos en los archivos, que como ratón de biblioteca, no ha parado hasta dar con el verdadero sentido de tan místico apelativo.  La "Capellanía que fundó D. Pedro de Diego, cura párroco que fue de este lugar de Fuentemolinos" hacia el año 1.700, según consta en el archivo parroquial, y como os descubriremos en próximas publicaciones, consta también, que antepasados de Tirso San Martín (d.e.p.), último propietario del lagar, acordaron la cesión de uso al Capellán. Concretamente,   D. Anastasio Lázaro, ascendiente por línea materna de Tirso,  acordó en 1.874 una cesión mutua, que se hacía en los siguientes términos: el Capellán cedía la explotación del huerto y celebraba una misa al mes por los difuntos de la familia, recibiendo a cambio la cuarta parte de la producción del huerto y 12 cántaras de vino elaboradas en el lagar, que también podía utilizar.


D. Carlos, que siempre se ha distinguido, no sólo por su don de gentes, sino por su capacidad dialogante, no ha querido demandar a tan jóvenes usurpadores, sino que ha entablado con ellos una maratoniana negociación , que por lo que conocemos, tiene visos de acabar pronto en buen puerto, para restablecer los derechos ancestrales del Capellán. A partir de ahora, será posible ver al cura en el Lagar del Capellán y a los dueños del lagar, ejerciendo de hortelanos en el Huerto del Cura. La historia se repite.

Felicitamos a las partes por tan noble recuperación del pasado y nos disculpamos con ellos, por si en el fragor de la escritura, hemos cometido  torpeza, que en cualquier caso no ha sido malintencionada.