26 de noviembre de 2010

El buitre leonado en Fuentemolinos.

Durante este verano, tuvimos alguna visita de los buitres leonados, suponemos que procedentes del cercano Refugio de Rapaces, de Montejo de la Vega.
Parece que alguna carroña puso en movimiento a estos vigilantes pétreos, instalados en la cárcava del Riaza.
Como explicaba Félix Rodríguez de la Fuente, ascienden de la cárcava, aprovechando  las columnas térmicas de aire caliente, suben y suben planeando, alcanzando los 1.000, los 2.000 y hasta  los 2.500 m de altura. Una altura,  que les sirve de atalaya para divisar con su excepcional vista, no la carroña, sino los movimientos en torno a ella, de la urraca, la grajilla, la corneja o el cuervo, que actuan como semáforos vivientes que el buitre detecta. Estas aves son el legendario olfato de los buitres, que se decía que podían aventar desde muy lejos el olor de los animales muertos. Es su excepcional vista prospectiva y no su olfato, la que desencadena sus viajes kilométricos en busca de comida.

Manuel de la Fuente, realizó varias instantaneas, que pese a no contar con los teleobjetivos del equipo de Félix Rodríguez de la Fuente, son de excepcional valor gráfico. Con ellas hemos montado el siguiente video. 




Algunos recordaréis, cuando éramos niños, que un buitre se empachó, comiendo de algún burro o macho que había muerto y no podía volar. Después de estar danzando con él, por todo el pueblo, le pusimos un cencerro de las ovejas al cuello y le subimos a las blanqueras para echarle a volar. Después de mucho rato sin conseguirlo, quitamos el cencerro y el buitre voló.

A continuación el inicio del video de El Hombre y la Tierra, dedicado al buitre leonado.



A Q U I , podéis ver el video completo.